editorial
Crisis del periodismo
Por Carlos Acosta
Foto Mariana Roveda
El periodismo casi siempre ha estado expuesto, por múltiples razones a crisis de todo tipo. La
agonía del papel, la desigual competencia generada por un promiscuo mercado digital que
suele utilizar mucho de su contenido, las “fake news” y las crisis económicas que tanto influyen
en la inversión publicitaria. Lo que está claro es que lo único que puede poner a un medio en
verdaderos problemas es la pérdida de credibilidad, ya que es el mayor patrimonio que tiene el
periodismo; por eso la importancia de cuidar la marca, tanto del periodista como la del medio.
La información es un derecho constitucional y los distintos gobiernos tienen la obligación de
cumplirlo. La pauta oficial que debería ser el vehículo a utilizar se ha desnaturalizado ya que,
más que difundir los actos de gobierno, la han usado como una herramienta para subvencionar
a los amigos y presionar económicamente a las molestas miradas del periodismo crítico. El
gobierno actual asumió con la promesa de eliminar la pauta oficial, además de terminar con los
periodistas “ensobrados”. La realidad es que no ha cumplido con ninguna de las dos promesas.
Las operaciones y los sobres siguen vigentes, solo cambiaron de mano y los amigos del gobierno
tienen en sus programas publicidad (en muchos casos en exceso) de empresas del Estado.
En el mundo, el periodismo cumple un rol indispensable para la vida democrática de cada país.
Pero no este periodismo que vivimos en Argentina. Muchos medios y muchos más periodistas
han transgredido con total impunidad límites de manera nunca vista, salvo en dictaduras.
Discursos que poco tienen que ver con la realidad, agravios, insultos, descalificaciones. Una
guerra de unos contra otros donde desde el gobierno se alimenta peligrosamente la violencia y
las redes sociales se han convertido en cloacas. Si alguien no entendía el fenómeno de la post-
verdad es esto. Es periodismo militante, de un lado y del otro. ¿El deber ser del periodismo es
una utopía? Por ahora casi todo es periodismo militante. Vaya paradoja entre una cosa y la
otra. No podemos ser ingenuos al pretender que el periodismo sea totalmente independiente
pero sí lo más independiente posible.
Esta realidad también incluye al periodismo especializado. La escala es otra y la responsabilidad
también, pero los desafíos existen y están más vinculados a la profesionalización de la actividad
en épocas de tantos cambios.
Con más de 30 años en el mercado mantenemos nuestras convicciones fundacionales intactas.
El esfuerzo profesional que implicó esta edición especial del SXSW es un ejemplo. Estar
presencialmente donde tenemos que estar y con mirada propia es fundamental para poder
ofrecer lo que necesita un lector ávido e inteligente como el nuestro. Luego vendrá Cannes y
otros eventos relevantes en los que encontramos nuevas realidades, nuevos paradigmas,
nuevos soportes y contenidos que marcan agenda.
Además de esta cobertura presencial en la que profundizamos temas que te fuimos
adelantando en el newsletter, a través de nuestras redes y el podcast, te ofrecemos un informe
sobre qué pasa con la comunicación en tiempos “anti-woke”; una nota sobre la muestra de
Kuitca en el Malba; la visita de Mark Pollard a nuestro país; una nota sobre computación cuántica, y las habituales columnas de opinión sobre tecnología y contenidos.
También forma parte del sumario una charla con Laura Lazzaroni, Managing Director de
Agencias Argentinas, en la que enumera algunas consignas sobre las que proponen trabajar:
“Dinamizar la economía, generar empleo, influir cultural y socialmente a través de los mensajes
de manera responsable y de manera constructiva”. Nada de esto será posible si no acompaña
un periodismo serio y responsable, que analice, critique y proponga. En eso estuvimos siempre,
estamos y estaremos.