Tecnología, talento y legado: así se hizo El Eternauta
Por Horacio Marmurek Periodista de cultura y espectáculos
El 2025 terminará con la producción de Netflix como uno de los grandes
sucesos del año. No solo para la plataforma, también para la industria
audiovisual argentina, para las productoras involucradas, para quienes
formaron parte de la adaptación de una de las historietas argentinas más
conocidas en el mundo, para el mercado editorial, y algunos etcéteras más.
La gestación de este fenómeno involucra varios años de desarrollo, muchas
historias cruzadas y, sobre todo, una inversión que apuesta a la calidad y a
sorprender al público.
Empecemos por los números. El rodaje se realizó en 149 días. 50 locaciones reales, 35 virtuales. Un proyecto que llevó más de cinco años de desarrollo. Dos años de desglose y escritura de guiones. Cuatro meses de preproducción y un año y medio de postproducción. El trabajo de VFX llegó casi hasta la fecha de estreno. Ahí se destacó, desde la producción, el uso de tecnología 3D. Hubo tres mil trescientas personas entre elenco, extras, dobles de acción y demás.
Una producción que empleó a veinticinco artistas entre creación de escenarios, vestuario y maquillaje, y una producción de cuatrocientas personas.
"Talento argentino construido y desarrollado a lo largo de los años". Eso destaca, entre otros, Pablo Accame, quien junto a Ignacio Pool fueron los supervisores de producción virtual, departamento de arte virtual y VFX de la serie. "Somos gente que se desarrolló y estudió en el país. No salimos de un repollo", dice.
El tema del talento argentino puesto al servicio de una obra de entretenimiento popular parece que también sacudió el debate público. Lo cierto es que El Eternauta es un hilo largo que atraviesa a la cultura popular argentina desde la década del cincuenta, cuando se publicó por primera vez.
"Para mí, El Eternauta representa a mi viejo trayéndome los fascículos semanales de los cómics. Creo que fue de las primeras obras que leí completas en mi vida, a los 10 años, y tuvo una profunda influencia en mi manera de entender la ficción hecha en mi país. La sensación que me dejó esa primera lectura me acompañó toda la vida y, de alguna manera, tuvo una gran influencia en lo que hice después, en donde la ciudad es una presencia viva, casi como un personaje más. Esta adaptación busca serle fiel a ese niño lector que se asomó a la historia por primera vez y recuperar aquella emoción genuina de vivir una aventura en la esquina de tu barrio, a partir de la construcción de ese gran héroe argentino que es Juan Salvo". Fueron las palabras con las que Bruno Stagnaro deja patente esa relación.
Creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López, El Eternauta es considerada la novela gráfica más importante del mundo hispanoamericano y la historieta de aventuras en español más influyente. Fue publicada en la Argentina entre 1957 y 1959, en la revista Hora Cero Suplemento Semanal, como una serie de 106 episodios que llegaba a los lectores todos los miércoles. Obra cumbre de la ciencia ficción, resultó disruptiva porque la acción ocurre en una Buenos Aires realista y enfocada en un grupo de "gente común" frente a una invasión. Entre sus secuelas, se destaca El Eternauta II, de los mismos creadores, publicada por la revista Skorpio en 1976. La historieta no intentaba ser un objeto de culto ni una obra sesuda. Era duodécima de un género de ciencia ficción muy de época, solo que no resignaba localismo en pos de universalidad.
En 2005, la productora creada por Oscar Kramer y Hugo Sigman había llegado a un acuerdo por los derechos con la familia Oesterheld para hacer un largometraje. "El Eternauta es una obra evidentemente cinematográfica, pero todo aquello 'evidentemente cinematográfico' siempre es muy difícil de transformar -dice Matías Mosteirín, productor ejecutivo de la serie-. Después de muchos años de intentos, búsquedas y frustraciones, en 2018 encontramos una gran oportunidad, cuando Netflix nos propuso convertirlo en una serie".
Pensar en capítulos la obra audiovisual dedicada a uno de los emblemas de la cultura argentina resolvía un problema que no se había podido superar en los intentos anteriores.
"No habíamos encontrado la manera de adaptar la historia a una estructura de tres actos, así que volver a un formato episódico, recuperando además el espíritu con el que había sido publicada la obra original, nos ofrecía muchas respuestas", agrega Mosteirín. "Lo viejo funciona", dicen los personajes como respuesta a la total anulación de la tecnología moderna en la serie. Casi como un guiño a aquella entrega por capítulos que desarrolló Oesterheld hace más de 60 años. Tanto en la versión en papel como en la audiovisual, los escenarios debían remitirnos a la ciudad, a un entorno conocido en una situación extraña. Por eso el panorama visual está "sucio" de marcas. Lejos de llegar a acuerdos económicos, lo que hizo la producción fue armar acuerdos de cesión. Los avisos están para dar credibilidad, no dinero.
Dice Stagnaro: "El Eternauta tiene un carácter muy local en la manera de enfrentar dificultades enormes con elementos que están a mano. A partir de la limitación, los personajes encuentran cómo salir adelante. Siento que eso está conceptualmente muy presente en la historia y también en el modo en que lo llevamos adelante nosotros a la hora de construirla. Más allá de que, tratándose de una producción nacional, los recursos fueron gigantes, no hubiesen alcanzado para la escala que necesitábamos. Eso nos obligó a buscar una nueva manera de resolver. Desde el inicio, fue una de las cosas que más me interesó de involucrarme en esto: sentir que no solamente había que construir historia, sino también las herramientas que lograran plasmarla".
Se fabricaron 500 máscaras, las que permiten respirar en la nieve mortal. 35 vehículos en escena se usaron para construir la muralla de autos que aparece en el Puente Saavedra, además de los distintos autos que se usan para trasladarse de un lugar a otro. Entre ellos, varios Torinos -otro auto de fabricación nacional- que terminaron algunos rotos y otros en manos de desprevenidos compradores de usados que se enteraron después de la fama del rodado adquirido.
El fenómeno de la serie fue arrasador. Si en la primera semana explotó en el país, a medida que pasaron los días y las semanas, el efecto creció. Un artículo del New York Times destacaba que desde el estreno de la serie, la edición estadounidense de la historieta había crecido en valor de reventa: de un precio de tapa de U$S 49,99 se disparó a U$S 450. Y que, si uno tenía una copia, mejor guardarla, porque en las bibliotecas del país estaban todas prestadas.
En la parte editorial también explotó en buenos números el fenómeno. La edición con el sello de Netflix en la portada se agotó en la primera mitad de la Feria del Libro, superando la expectativa de Planeta, que reimprimió y logró satisfacer una demanda ansiosa. Las habituales comiquerías se quedaron sin existencias y las reservas en las cadenas de librerías volaron. El círculo es virtuoso: la serie trae interés sobre la obra gráfica, sobre los escenarios, sobre la ciudad, sobre los actores y sobre quiénes realizaron la obra.
La consultora Empiria realizó un estudio junto a Netflix para medir el impacto económico que tuvo el producto en la economía argentina. Son U$S 34 millones, de acuerdo al tipo de cambio oficial (41.000 millones de pesos argentinos). "El impacto económico es poderosísimo. No lo definimos nosotros, sino instituciones como el BID y otras, que analizan el derrame económico. El factor multiplicador es muy importante. En el caso de El Eternauta, el número es altísimo, con un impacto económico de $41.000 millones en la economía del país", señala Francisco Ramos, vicepresidente de Contenidos de Netflix para Latinoamérica.
Como sostiene Ramos, El Eternauta es la primera producción regional en utilizar a gran escala la combinación de sets reales con escenarios virtuales. "La producción representó un hito para la industria audiovisual argentina. Se logró recrear digitalmente gran parte de Buenos Aires utilizando fotogrametría y escaneo 3D, apoyados en drones, cámaras y otras tecnologías de captura de alta precisión. Esto permitió registrar desde calles hasta trenes y fachadas urbanas con un nivel de detalle extraordinario. Es un cambio estructural que, sin dudas, tendrá un impacto positivo y duradero en la industria".
El costo total de producción se estima en quince millones de dólares, con el aporte de varios subsidios: BA Producciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; el Refundable Québec Tax Credit de Canadá; el Programa Uruguay Audiovisual; el India Cine Hub.
"El derrame económico y el conocimiento adquirido tendrán impactos que en este momento no podemos ni siquiera vislumbrar; pero lo hemos visto en otros países. Las consecuencias serán positivas, duraderas y de amplio alcance intelectual y artístico", añade el ejecutivo de Netflix.
Lo cierto es que aún queda por delante una segunda temporada, que cubriría la obra original de Oesterheld, y ya se habla de adaptar la segunda parte de El Eternauta. Pero ese derrame del que se habla como parte virtuosa en lo audiovisual empieza a aparecer.
Pablo Accame contaba, a una semana del estreno de la serie en la plataforma, que ya le habían pedido presupuestos desde otras partes del mundo. Al preguntarle cuál fue el que más le llamó la atención, mencionó la India, un país con una gran industria audiovisual que quiere talento argentino, desarrollado durante años en el país, y que, cuando tiene una vidriera internacional, luce más.